Esa cúpula

Esa cúpula

Esa cúpula del Congreso Nacional me gusta. Es como un palacio de Cenicienta hecho realidad.
Esa cúpula del Congreso Nacional me gusta. Son cicatrices de nuestra historia Nacional.
Esa cúpula del Congreso Nacional me gusta. Es una obra de arquitectura excepcional.
El interior del Congreswo de la cúpula no me gusta, la corrupción nada como en el mar.
El interior del Congreso de la cúpula no me gusta, hay deshonestidad muy gruesa como un revólver, que la muerte representa.
El interior del Congreso de la cúpula no me gusta, la bajeza es más baja que los bustos.
El interior del Congreso de la cúpula no me gusta: la maldad hecha edificio que reina como la cúpula.

Los hombres de cuarenta

Te muerden las orejas,
ellos saben la moraleja,
de la mujer que vale de verdad.
Te comen con
el sabor del
segundo plato
en el restaurant,
ellos saben,
hacerte gozar.
Los hombres de cuarenta,
son potenciales padres,
de tus hijos,
 y de las aventuras,
que ninguna mujer cuenta.

Amapola

Senos son tus olas.
El mar es amapola.
Droga del viajero.
Amapola,
triste,
sola,
como un violín
que desentona,
en un coherente intento
de con la vida seguir.
Amapolas,
opio,
odio,
que te llevaste
a mil adolescentes Paolas.

Interesante es preguntarte . . .

Interesante es preguntarte a vos mismo/a por qué la luna es blanca y el sol quema.
La lua es blanca porque el blanco es símbolo de pureza, y Dios estipuló que las cosas puras se hagan de noche. Puro como el blanco de la luna es hacer la cena para la familia y terminar tus estudios de noche. Puro como el blanco de la luna es tu bebé que llora de noche y hacer el amor en una sábana roja carmesí, ese color tan emparentado con el blanco.
¿ Y el sol que quema?

Quema porque la corrupción se practica a plena luz del día y ya te asaltan a la salida del banco a plena mañana. Quema porque en la playa puedes contraer cáncer de piel. Quema porque durante pleno día ya se cometen las peores atrocidades del mundo.


La luna es blanca porque simboliza la droga que corre de noche en los boliches.

La luna es blanca, porque los glóbulos blancos avanzan en su fagocitosis mientras duerme un enfermo de leucemia por las noches.

El sol quema porque da temperatura a tu cuerpo para que comiences tu día de trabajo. El sol quema para que crezca el trigo del campo.
El sol quema para darte ese bronceado que te llevará a filtrear con tu novia o novio.

En la vida, todo depende del lugar donde se mire.

Olor a hombre

Olor a hombre,
que penetra en mis sentidos,
invitas a mi desnudéz.
Olor a hombre,
olor a naturaleza
sabia,
primer eslabón
de un hijo.
Olor a hombre,
cromosoma
que golpea la puerta,
de mi tubo de ensayo,
para la vida.

El naranjo

El naranjo

Jugos,
los que salen de mí,
los que salen de ti.
Raíces,
las que traigo conmigo
de mi grupo primario,
las que traes contigo
de tu primer matrimonio.
Hojas,
la mía que contiene mil poemas,
las tuyas,
que contienen una boleta política.
Semillas,
la que se espera y se teme,
la que urge,
la necesaria,
para que un rastro de ti quede.
Cáscaras,
las que no existen,
debido a la santa transparencia
de los dos.

El hombre con útero

El hombre con útero

Era joven, con un buen trabajo y treinta y ocho años de vida gastados la mitad de ellos en mujeres en varios sentidos como el económico y el desgaste corporal.

Había adquirido un departamento sólo para sus encuentros breves y sin compromisos…y sin piedad para aquellas que sí se ilusionaban con su amor y él despedía de su vida después de una o dos noches de “ amor”.

Se sintió mal un día… Pensó que era de beber mucho alcohol todas las noches de la última semana.

Mas no era su estómago…Dios se había apiadado de él y la ecografía fue la clara imposición de un útero cuya forma de pera clarita dejó boquiabierto y asustado al médico.

Entonces, ante sus irresistibles encuentros con mujeres quedó embarazado, mas los bebés morían por falta de orificio para nacer.

Los besos

Los besos

  La muchacha llegaba a los veintitrés sin dar su primer beso. ¡ Imaginen la emoción cuando conoció a Ignacio! De él provendría su primer beso. Estaba segura. Lo sabía por la fijeza salvaje de su mirada. Estaba segura. Lo sabía por el frenesí de sus fantasías. De él provendría su primer beso. Estaba segura.

 Ignacio se acercaba con una timidez interpretada por la muchacha, que no era tal, sino miedo a que no se consuma el acto de amor que él buscaba. Vale decir que él buscaba el acto de amor consumado en sí y no sólo besos como la muchacha.

 Llegó el momento. Se besaron. La muchacha se contagió de la salvajada de Ignacio y ya dejó de lado la dulzura con que se imaginaba el primer beso. Poco a poco fue cediendo a la líbido tenaz  y demandante que expulsaba de su lugar a la dulzura.

 Pero cuando se estaban besando cerca de una palmera en los bosques de Palermo, a la muchacha la picó un abejorro terriblemente en el labio inferior.

Hubo que operar. Extirpación de labio. Una tragedia.

Hubo que suplantar los besos al aire libre, pues ya no había labios, por las caricias de ella en las mejillas de él, al aire libre. Por los besos de él en su frente. Por los besos de él sobre los párpados cerrados. Los besos salvajes ya eran imposibles porque no había labios.

Ahora supo que Ignacio la amaba.

 Comprendieron entonces, Ignacio y la muchacha, que la dulzura jamás debe ser suplantada, pues si lo haces, la dulzura se personifica en desgracia y te dice “ yo primero que la salvajada”.

 Recién en realidad, por la experiencia, la muchacha de esto estaba segura.

Las frutas de mi vida

Las frutas de mi vida

Me voy a preparar un mate
así como preparé mi vida,
con sabor a fruta fresca,
de esa
que se desgrana
por mi boca,
de esa amarilla
como el sol.
Del peral arrancada,
fruta fresca
encaprichada.
Fruta de mis entrañas,
esperas en un manzano,
para que
con el primer pañal
que te adhiera,
fruta
rebosará en mi alma.
Fruta prohibida,
fruta reprimida.
Fruta legal,
quieras verme
todas las noches
de placer cantar.