domingo, 9 de marzo de 2014

El libro no debe morir

EL LIBRO NO DEBE MORIR
El libro no debe expirar. Es obligación moral para nosotros, como humanidad, que no quede en el olvido.
Las nuevas tecnologías, los resúmenes , van en desmedro del libro con lomo, tapa, papel amarillo y letras impresas en dorado en esa cubierta. ¡ Mi amado libro cosido a mano! ¡ Si te habré hecho el amor!
No es lo mismo leer un patrimonio cultural de la humanidad en la computadora que tocarlo, mimarlo, colocarlo debajo de la almohada y acariciar sus hojas numeradas  ¿ Y su olor a tiempo? El libro tiene olor. Olor a superarse, olor a aventura secreta, olor a misterio de Ágatha Christie, olor a adolescencia femenina de Mujercitas por Louisa May Alcott.
Por otro lado , ¿ se imaginan cómo se sentiría Cervantes si supiese que las futuras generaciones leerán fragmentos, tan sólo fragmentos, de El Quijote en formato PDF?
No puedo imaginar su pupitre de Bachiller en el Siglo de Oro español del Renacimiento, en aquélla Universidad de Salamanca, contrastado con una netbook.
Por otra parte, sé que Gabriel García Márquez no me perdonará que haya leído El amor en los tiempos del cólera en la computadora y que Aristóteles dirá que soy una pobre mujer en espíritu, por bajar la Poética de internet y leerla de ese modo.
¿ A cuántos grandes escritores debemos pedirles perdón por no acariciar las hojas de una edición y leerla mediante las nuevas tecnologías?

Llamado de emergencia: ¡ el libro no debe morir!