miércoles, 22 de enero de 2014

Las abuelas y el azufre

Un corazón herido no puede tener paz para seguir soñando ni ir a la farmacia en busca de vendas, porque esa herida es un filtro de aire que le llega del mundo exterior y las farmacias no pueden hacer nada contra el aire que después de todo y raramente, también es voluntad de Dios, como el amor. Sí: las costumbres sociales en el amor, el aire, han penetrado dentro del pecho en forma de viento pernicioso.Esta noche es sulfúrica, de azufre para el alma. Después de todo, decían las abuelas que el azufre quita el aire. Y las abuelas eran fieles, sin ningún tipo de aire, no tenían corazón.

domingo, 19 de enero de 2014

Los hombres que no eran hombres y la antonimia de las lágrimas



Los hombres que no eran hombres y la antonimia de las lágrimas

  Un hombre es la antonimia de la lágrima. Con el olor a macho que sale de sus poros de la piel, te dan ganas de ponerte las ligas. Resulta que si ese hombre crea un estado de paz en tu ser, esa liga es santa y ve tranquila al vaticano, para que te la bendiga el Papa.
 Un hombre es la antonimia de la lágrima. Puede que trabaje como General de Ejército, pero si lo has supido amar , te cocinará y en una silla a tu lado pasará la noche, para consolarte por la fiebre.
Un hombre es la antonimia de la lágrima. Puede que tenga mil defectos, pero si te abraza “ cuando los genitales se apagan” – Adolfo Bioy Casáres- lo ves perfecto como un éter en medio de la gente.
Un hombre es la antonimia de la lágrima, pero si te ha hecho llorar, no es porque no sea lo contrario de la lágrima, sino porque ese sujeto no era de verdad un hombre; sólo le ha robado un nombre varonil al libro del Registro Civil.