viernes, 13 de septiembre de 2013

Colgaste el teléfono

Cuando ya no tuvo tono,
Darwin odió al mono.
Ese teléfono que no suena,
ni siquiera en Nochebuena.
Esa soledad hecha tubo y números,
esa vacuedad hace cúmulos.
" Hasta mañana, mi amor,
te amo con toda mi alma".
Y de mí se fue la calma.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Mis nueve horas en Lima

Mis nueve horas en Lima


Mis nueve horas en Lima,
fueron una tibia tina,
de tránsito en el aeropuerto,
nadie se sintió muerto,
mas todo el mundo fue experto,
en desechar al sol por el dólar,
y tener A.D.N molar
del la gran piedra del sol
que charló con el Chac Mool,
y alturas de Machu Pichu,
pasadas por scanner,
con mi corazón
sacrificado esta vez
en el equipaje.
En mi piel,
por nueve horas,
tengo de Lima un tatuaje.
— en Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Por ti

Por ti

Por ti surcaré mares
Haré bajas las montañas.
Suplicaré a los jueces que no bajen
el martillo en su sentencia.
Por ti buscaré océano en La Pampa.
Por ti me sacrifico cuan azteca mejor luchador.
Por ti marcharé a Colombia
a buscar el mejor café para los dos.
Por ti repudiaré el mate en Uruguay,
y comeré enchiladas en México.
Por ti he fabricado
un pasaporte a la eternidad.
Por ti el judío besó al sirio.
Por ti se legalizó la heterosexualidad.
Por ti los bifes de cerdo tienen forma de corazones.
Por ti las rosas,
del rosal
se quieren despegar.
Por ti . . . mi amor
Por ti.

domingo, 1 de septiembre de 2013

EL VELATORIO DE MI PIERNA

EL VELATORIO DE MI PIERNA

Siendo un hombre maduro como soy, en silla de ruedas, ésta no me impide relatar las profundas vivencias que escondo en los piñones.
Paticorto feliz me han de llamar, cuando de verdad me hayan de velar, porque, ¿sabés?, ya tengo otro velorio en mi contar.

La diabetes hizo profunda huella en mí. Desde que me la diagnosticaron a los helados de cuarentón no pude renunciar, a los bizcochos dejar, y menos que menos al dulce de leche decirle adiós.
No hubo remedio pues: la pierna me tuvieron que cortar.
Fue en la sala de practicantes de la Universidad de Buenos Aires y a los payamédicos una idea para paliar mi dolor se les ocurrió: un velatorio para mi pierna organizar.
A éste concurrió una multitud. Un periodista de Crónica no pudo faltar. Al cajón hubo que encargarlo. El de un bebé sirvió.
Las viudas lloraban. Yo no palié mi dolor.
Me quedé más traumatizados.
A los payamédicos queiro que echen yo.