Si tenía cualidades, tenía dos: celoso y vago.
Su madre, una pobre viuda criada sólo por su madre.
Y como Freud dijo que los que no tienen padre terminan siendo
homosexuales, le empezaron a gustar las mujeres. Claro, que si la bruta
de la psicóloga no le hubiese dicho lo que dijo Freud, la profecía
autocumplida no se hubiera realizado y la madre del muchacho seguiría
heterosexual.
Volvamos a él.
Celoso y vago.
Vago y celoso.
Sólo dos cualidades.
Y la madre que quería que estudie y fuese alguien en la vida.
Ella tomó la foto de una muchacha con la cabeza revoloteada por el viento.
Su hijo la descubrió en su mesita de luz.
Y se hizo estudiante de los vientos, para conocer quién fue el
sinvergüenza que le tocó el pelo, antes de que él la busque por la
ciudad
lunes, 22 de febrero de 2016
martes, 2 de febrero de 2016
Oye cómo silba y qué bien nos sienta
Oye ya: cómo silba.
Es el pasto,
que pide cortarse,
cuan células que se renuevan,
como nuestro amor,
cada día un desafío.
¡ Qué bien nos sienta
el amor!
Es una brisa
que no cansa,
porque necesitábamos
ser
inconmesurablemente amados . . .
Sí, mi amor,
éramos una Mesopotamia
sin Éufrates ni Tigris
cuando el amor nos sorprendió.
Oye ya: cómo silba.
Es el pasto,
que pide cortarse,
cuan células que se renuevan,
como nuestro amor,
cada día un desafío.
¡ Qué bien nos sienta
el amor!
Es una brisa
que no cansa,
porque necesitábamos
ser
inconmesurablemente amados . . .
Sí, mi amor,
éramos una Mesopotamia
sin Éufrates ni Tigris
cuando el amor nos sorprendió.
Oye ya: cómo silba.
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