ÉRASE
UNA VEZ UNA SEÑORA JOVEN QUE TENÍA MUCHA COMPETENCIA CON SU MARIDO, ES
DECIR, MUCHAS MUJERES SE LO CODICIABAN. A LA HORA DE LA INTIMIDAD ELLA
SABÍA QUE LO QUE PODÍA LLAMAR TANTO LA ATENCIÓN ENTRE SUS COMPETIDORAS
PODÍA SER EL OLOR A SUAVE TRANSPIRACIÓN DE SU CUELLO, ESPALDA Y HASTA
FAZ.
ERA UN OLOR ENLOQUECEDOR. DESPERTABA FENOMONAS.
TOMÓ PUES, UN EXTRACTO DE ESA TRANSPIRACIÓN Y CON AYUDA DEL FARMACÉUTICO DE LA ESQUINA QUE SABÍA DE QUÍMICA FABRICARON UN PERFUME. ERA EL PERFUME CON ESE OLOR TAN ESPECIAL.
SE LO VENDIÓ A SUS COMPETIDORAS POR AÑOS.
AÚN HASTA DESPUÉS QUE FALLECIÓ SU MARIDO: IBA AL CEMENTERIO, ABRÍA EL NICHO Y CONTINUABA SACANDO EXTRACTOS.
ERA UN OLOR ENLOQUECEDOR. DESPERTABA FENOMONAS.
TOMÓ PUES, UN EXTRACTO DE ESA TRANSPIRACIÓN Y CON AYUDA DEL FARMACÉUTICO DE LA ESQUINA QUE SABÍA DE QUÍMICA FABRICARON UN PERFUME. ERA EL PERFUME CON ESE OLOR TAN ESPECIAL.
SE LO VENDIÓ A SUS COMPETIDORAS POR AÑOS.
AÚN HASTA DESPUÉS QUE FALLECIÓ SU MARIDO: IBA AL CEMENTERIO, ABRÍA EL NICHO Y CONTINUABA SACANDO EXTRACTOS.
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