domingo, 1 de septiembre de 2013

EL VELATORIO DE MI PIERNA

EL VELATORIO DE MI PIERNA

Siendo un hombre maduro como soy, en silla de ruedas, ésta no me impide relatar las profundas vivencias que escondo en los piñones.
Paticorto feliz me han de llamar, cuando de verdad me hayan de velar, porque, ¿sabés?, ya tengo otro velorio en mi contar.

La diabetes hizo profunda huella en mí. Desde que me la diagnosticaron a los helados de cuarentón no pude renunciar, a los bizcochos dejar, y menos que menos al dulce de leche decirle adiós.
No hubo remedio pues: la pierna me tuvieron que cortar.
Fue en la sala de practicantes de la Universidad de Buenos Aires y a los payamédicos una idea para paliar mi dolor se les ocurrió: un velatorio para mi pierna organizar.
A éste concurrió una multitud. Un periodista de Crónica no pudo faltar. Al cajón hubo que encargarlo. El de un bebé sirvió.
Las viudas lloraban. Yo no palié mi dolor.
Me quedé más traumatizados.
A los payamédicos queiro que echen yo.

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