Y, mientras yo tenía orgasmo tras orgasmo, la humanidad maldita no existía. Marcaban sus tikets al infierno.
Y hacer el amor fue una costumbre mundial,que cerró todo hospital y farmacia.
Y los monstruos se tuvieron que tragar su propio semen.
Y se intoxicados con su semen, muriendo, sin molestarme
en hacerles la guerra.
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