viernes, 16 de agosto de 2013

Los infiernos y la luz



Los infiernos y la luz

Hay una carita dulce que te mira a diario: es la de tu madre o cónyuge, cuando duermes o llegas del trabajo, o te alcanza al lecho  un plato de cordero con crema, con suma delicadeza ,en una mesita.
 Hay una luz en esos ojos que te alumbrarán por siempre en que los tengas en tu mente. Esa luz se mezcla con el aire del que están compuestas las células de tu alma. Con esa luz conocieron la envidia por primera vez los ángeles. Con esa luz, Dios se puso a crear los mares del Índico.
Hay un fuego de parte de los ojos de tu madre o cónyuge, además de luz. En los de tu madre, el fuego de la protección ante cualquier mal que te pudiera acontecer. El fuego de la fidelidad que tu madre a veces no comparte con tu cónyuge anterior.
Hay fuego en los ojos de tu pareja cuando te acerca al lecho nupcial, además del plato del cordero con crema en una mesita, la pasión más calurosa que el mismísimo Caribe.

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